Hacemos esta pregunta a menudo: deportes, elecciones, competiciones. ¿Qué pasa con el bien contra el mal? ¿Qué pasa con la victoria final de la vida con Dios versus la separación eterna de Dios? La solemnidad de Cristo Rey celebra la victoria final de Jesús sobre el mal. La Iglesia comenzó a celebrar a Cristo Rey en un momento en que los gobiernos socialistas ateos parecían estar ganando al restringir o eliminar el papel de la Iglesia en sus países. Con esta fiesta adoramos a Jesucristo, el Rey del Universo, que ya ganó la victoria sobre el mal, el pecado y la muerte. Jesús está conquistando el mal, el pecado y la muerte ahora a través de su Iglesia hasta el final. Como dice San Pablo, “Luego vendrá el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potenciar” (1 Co 15, 24). ¿Cómo gana Jesús esta victoria? La Cruz. Ganaremos de la misma manera, unidos a Jesús en la cruz. No importa lo que suceda en el mundo, nuestra fe en Jesús debe ser el corazón de nuestra identidad. Esta fe se pone a prueba en las pruebas y en el éxito. En las pruebas podemos vivir en la duda preguntándonos dónde está Dios o podemos besar la cruz y confiar en Jesús. En el éxito podemos apegarnos al dinero, el honor, el placer, el poder, etc. y dejar a Jesús. Hoy Jesús nos recuerda que las pruebas y el éxito en este mundo terminarán; el Reino de Jesús no termina. En estos días, cuando los poderosos del mundo rechazan a los católicos por su lealtad a una verdad superior y a la enseñanza cristiana como un discurso de odio, debemos acudir a Jesús para pedirle que profundice nuestra fe. Para ver una película inspiradora sobre esto, mira "La Cristiada". ¡Viva Cristo Rey!